Representación de la violencia en la fotografía. 

Durante la clase, analizamos el trabajo de James Natchwey, quien ha dedicado su carrera a la fotografía de guerra. De analizar y discutir su trabajo, no solo salen emociones a la luz, sino que igualmente surge la pregunta: ¿Es necesario captar escenas tan crudas?

A la anterior pregunta le acompaña la crítica, pues diversos fotógrafos son criticados por lucrar a su favor, con las escenas tan trágicas que retratan, y aunque cada quién puede hacer su juicio moral, lo que es cierto es que el fotógrafo de guerra está ejerciendo su trabajo, el de capturar una imagen para documentar, lo que en efecto, está sucediendo. 

En la fotografía de guerra no solo nos encontramos con escenas sangrientas y viscerales, si no que también las hay menos gráficas, eso si, acompañadas de atmósferas melancólicas y lúgubres. Pero así es es la guerra, y de no ser por el trabajo periodístico nunca nos enteraríamos de las atrocidades de la misma. 

Esta semana pude volver a ver "Persépolis, película que trata los horrores de la revolución islámica. De no ser por la película, seguramente ignoraría gran parte de los sucesos de esa época en Irán, ya que por cualquier cosa, en la escuela nunca aprendí de ello. Eso pasa con la fotografía de guerra, de no ser por ella, no sabríamos lo que pasa en realidad en el mundo.

La violencia puede no ser agradable, sin embargo no se puede ocultar que existe, y si queda captada en una fotografía, es porque existe.

Bosnia, 1993 - Limpieza étnica en Mostar. Militar dispara a vecinos de la localidad.


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